sábado, 12 de agosto de 2017

La gente que no ve y los héroes anónimos

La gente que no ve no son los ciegos. Son los que ignoran y los que no miran pudiendo hacerlo.

Como en el Cercanías. En la estación de Atocha, mientras bajaba del vagón, alguien me arrolló, haciéndome caer y lanzando el bastón a la vía. Una señora que bajaba conmigo y una amiga me cogieron, y un muchacho anónimo saltó a la vía para recuperar mi bastón.

La gente que no ve serán en mi día a día unos 20, los héroes anónimos que me hacen esto menos duro unos 10.

Por cada persona que me empuja o quita el bastón en el metro, encuentro otra que me guía en los intercambios.

La gente que no ve en el TRAM de Alicante no cedía el asiento ni a embarazadas, ni ancianos, ni a porteadores se bebés. Ni por supuesto a ciegos. Allí tuvimos que luchar a voces para que nos dejarán asiento. Aquí, en Madrid, el ratio de cesión es mayor.

La gente que no ve a veces me hace desear no salir a la calle. Nunca más.

Los héroes anónimos me salvan todos los días un poco.

Gracias

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