Antes, por expresar absolutamente todo, tenía problemas. No calibraba como afectaba a aquellos que me rodeaban.
Después, guardarlo todo no ayudó. Era una bomba de relojería que estallaba por cualquier tontería.
Perdí amigos y relaciones por ambos estados de pensar y sentir.
Ahora aún no puedo decir que esté mejor, pero combino algo más adecuadamente las dos vías.
Aún hay días de sufrimiento inútil, pero cada vez son menos.
Y una sonrisa siempre ilumina mi tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario